26 de septiembre de 2012

verde intenso, que te quiero.

19 de septiembre de 2012

¿que por qué? por ti, por aquel lugar frío, por las tardes y mediodías bebiendo cervezas a litros, y los besos que venían detrás de cada te quiero. por la llegada, la despedida, por lo que pasamos en la distancia, los nervios, el echarte de menos, las ganas. porque sabes solucionar todo con un beso, por las buenas sensaciones en curvas y coches y playas nudistas y escapadas a pisos de desconocidos. por los atardeceres a oscuras. por el tiempo que no estuvimos y el que nos queda por estar. es por el ahora, por ser mi definitiva, por la esperanza, la seguridad y la confianza. por las segundas oportunidades, por todas las risas y los corazones inflados de alegría, por los orgasmos, la necesidad, por llevarte conmigo siempre.


por estar en mí.

17 de septiembre de 2012

y seguías callada. y yo sin poder articular palabra, tartamuda. cayó el primer abrazo de la noche. un par de besos y un saludo afectivo como entrante. una terraza de fondo y música en primer plano. y tú. y miles de palabras que rellenaban el espacio entre las dos. y hablabas y hablabas, sobre tu vida. y yo no decía nada. sí, estábamos justo en ese momento que siempre he echado de menos y que aún no había ocurrido. se me llenó el iris de lágrimas y los párpados de sal entre historias donde yo no existía. y no aguanté más. brotaron los sentimientos de mi garganta, salieron efusivos, directos a tu boca. y se encendió tu mirada, como las luces de los aviones que no pueden apagar el fuego por la noche.
dejaste que se te enfriara el corazón para poder cerrar las heridas, me dijiste. y te empeñaste en administrar cada conversación y dosificar cada palabra meticulosamente. te arrancaste a hablar de nuevo, y esta vez sí aparecí entre tus labios, asomando a la superficie y llegando a mis oídos. ¿qué has hecho durante tanto tiempo sin mí? y se hizo el silencio. jugué a ser fuerte y me rompí en pedazos en cuanto te miré. espero que tengas una lista de todos los besos que aún me debes porque vas a tener que devolverme uno a uno, y con sabores de pastas y quesos diferentes. nos empapamos toda la noche en alcohol del que no cura las heridas. y tú cada vez me abrazabas más fuerte. se abrió un agujero en tu esternón y conseguí meterme dentro de tu pecho. y no quería salir de ahí. me agarré a tus vértebras y sentí un escalofrío recorriendo tu espalda. me hice un nudo entre pulmón y pulmón y me abalancé sobre tu respiración durante toda la noche.

y ahora sólo me apetece perderme contigo, me da igual si la gente nos apoya o juega a hacer apuestas. no me importa si lo que nos rodea son olores de pizzas recién hechas o la humedad de estas últimas noches de verano.

yo sólo quiero que me inundes los días, amanecer enredada entre tus dedos y atardecer al revés.
-y que no te vayas nunca más, ¿vale?-.

(!)

14 de septiembre de 2012

ya no hay más vuelta de hoja.
porque yo nunca he escrito por detrás
(¿recuerdas?)

13 de septiembre de 2012

y tus ojos se volvieron de un verdecasinegro. y es que ya no habrá más días. sí que habrá otro día que se parezca tanto al primero que tuvimos que parecerá ser hoy. creerás que te has ganado una segunda oportunidad, o tercera. justo la que estás desaprovechando ahora. pero te volverás a mentir.
yo intenté apurar la última semana y quise saltar al vacío. pero estaba lleno.
¿nunca has pensado hacer algo por miedo al ''y si''? ¿por si acaso?
un día me contarás todo lo que te ha pasado durante este tiempo y a mí me dará miedo ver cómo rehiciste tu vida sin contar con mis besos. y no me quedará más remedio que arriesgarme una vez más. y que cojas un avión, que me vengas a ver. que te pierdas conmigo. que nadie nos encuentre. que nos falten los motivos para seguir juntas. que nos sobren las razones para olvidarnos del mundo.
te recuerdo como se me antoja, porque me apetece recordarte así. te he recortado a mi medida, y pegado en la portada de nuestro libro. acordarse de las cosas tal y como sucedieron, no como yo quise que sucedieran. pero a mí eso me da igual. que acercarnos con besos en una curva me vale más que los kilómetros que ahora nos separan.
nevará en mi ciudad, pero también saldrá el sol.
y no estoy dispuesta a borrar el parque donde nos sentamos, ni los árboles, ni los noodles de aquel callejón perdido. te podrás convertir en mi pasado, y dejarás de existir. imagínate que nos borran todo aquello que nos evoque a nuestro tiempo, todos los recuerdos que huelen a lluvia, a salitre, a ti. se irán los coches con sus canciones favoritas en blanco y negro, se irán los vuelos a deshoras, se irán las despedidas obligadas, los besos acolchados y los abrazos que nos fusionaban. he olvidado todo, la forma que tenías de hablar, el color verde de tus ojos, el aroma a vainilla mezclado con sal en la playa, las exclamaciones guardadas en tu bolsillo. ya a penas recuerdo el título de nuestra canción.

y a veces dudo de si me querías. o me quieres.
esperando en un coche
el momento adecuado.

12 de septiembre de 2012



nadie sabe lo bonita que estaba
la calle con luces de colores
y nosotras de fondo.

nadie.
no quiero ser un pañuelo de lágrimas. un calentón de medianoche. una ensalada antes del plato fuerte. una llamada perdida a un móvil sin cobertura. una canita al aire. no quiero ser aquello con lo que te entretienes mientras buscas algo mejor. me niego a ser la niña tonta que te espera con la sopa caliente en la mesa, las velas encendidas y el vino en una botella que después romperé.

yo quiero un cuento para mí, para nosotras, sin finales -ni tristes ni felices-.


nunca supe decir basta.
porque no creí que hiciera falta.

4 de septiembre de 2012



me he quedado enganchada.
como cuando se engancha tu jersey favorito a la espiral de alambre de la libreta, y tiras, desesperadamente, intentando deshacerte de ella.
y se deshilacha la tela, y cae un hilo de cinco centímetros, y sigues tirando, y tirando cada vez que te aburres, y cada día aumenta de tamaño. hasta que te das cuenta que has hecho un agujero, y que no te queda más remedio que coserlo.
a pesar de saber que en cualquier descuido volverás a crear otro.

pues así.
con esos cuchillos de cocina que no cortan y sirven para untar mantequilla. con esos se rajó. corría la sangre cubriéndole toda la piel. se rompió en siete y fragmentó su sonrisa en trozos diminutos. comenzó a girar a un ritmo rapidísimo, totalmente descompensada. verdades ocultas en mentiras destrozadas. el silencio se hizo picadillo y quedó machacado junto a la pena. eran las doce de la noche y todo fue porque ella quiso. yo ya no la entendía, ni la escuchaba, ni siquiera le hablaba. ella quería acabar con todo. se rasgó con fuerza la cara, y la mirada se le desprendió de sus ojos. y yo encendí la thermomix para despedazar todos los sueños e ilusiones que guardaba en un tarro. mientras ella gritaba y pataleaba. yo ya no podía quedarme allí. no sabía ir, a ningún lado.

métete conmigo en la batidora. al número tres. vamos a terminar ya con esto. ya no temo al dolor. vamos a desaparecer de una vez, aunque yo no lo quiera hacer contigo.

prefiero así, más penoso.
más roto.
más triste.
no quieres estar sola. y yo ya no sé lo que necesito.
el problema era que lo que tú querías ver no correspondía con lo que yo te quería enseñar.

y probablemente acabaría exigiéndote algo de lo que no serías capaz.
a lo mejor mañana ya no tengo tiempo.


3 de septiembre de 2012

derramé el café por toda la mesa. y no fue por descuido o por despiste. caían brotes pardos hacia el suelo, empapando todo lo que había debajo del escritorio. dejé que se esparciera y observé una a una cada gota que chocaba contra la gravedad.
después me fui, flemática e impasible. sin mueca ni expresión en mi cara. con un nudo en la garganta y el aroma de noches sin dormir pegado a mis pestañas.

esta era mi forma de llorar (de salir, de descansar, de respirar).


2 de septiembre de 2012

se acabó.
lo que ocurre cuando dejas de esperar es que aparece. y todo el muro que llevabas construyendo hasta ese momento se derrumba. y los escombros adornan tus calles y ella te besa en mitad de la plaza como si no hubiera pasado el tiempo entre vosotras.
y sonríes, con ojos cansados. con la sensación de haber conseguido lo que ansiabas.

quizás demasiado tarde
quizás, simplemente, demasiado.
como aquella carta que nunca te di y que estuve a punto de quemar.