25 de febrero de 2015

ya me decía mi madre.

te tiras tres años buscando fondos económicos para hacer cortometrajes de cinco minutos que al final -y con suerte- acaban publicándose en YouTube y no con el éxito que esperabas. y después de todo, profundizas en los fracasos, asumes los errores de enfoques de cámara, del entorno y del guión, y con lo aprendido te lanzas con todo tu coño a hacer una película eligiendo meticulosamente el personaje clave para desarrollar una trama argumentada con mucho tirón, con un (no) final inesperado y con bastante enganche, de esos que no te dejan apartar ni la mirada para rebuscar entre el cubo de palomitas. y de pronto, te encuentras con que nadie quiere financiártela, y mira por donde, tú ya gastaste todos tus ahorros necesarios para que se pueda estrenar en la cartelera. 

ya me decía mi madre que el cine últimamente estaba demasiado caro.

24 de febrero de 2015

incluido el martes.

08:45 am 
y la reversibilidad de los días 
de pasar 
de los mejores por ser 
salvavidas
-de aquellos meses de mierda-
a que ya ni ellos 
me salven
de echarte de 
menos.
(incluido el martes)

rectifico.
sobre todo el martes.

16 de febrero de 2015

si no eres lo que cuento.

si leyeras mis ideas podrías pensar que soy la chica más sentimental que existe. 
pero olvídalo, 
acaba de pasar todo el silencio por el salón de la casa y se ha llevado consigo la conversación. 
y ahora escapo al piso que está de paso y a los atardeceres que he no visto. extiende su mirada a la altura de mis hombros, y alarga el brazo sobre mí, debajo de mí. y se hace chimenea.
manta. 
sofá.
su cintura que atraviesa sin ruido el colchón recién usado. las sábanas que la despiertan a las tres de la mañana a gritos y le anudan el sueño y la garganta al compromiso. la vida que se evidencia imprescindible cuando encajan sus huesos en el surco de mi clavícula. y luego todas las canciones me hablan de cuando te giras en el coche al despedirte y lanzas un beso contra el cristal, como quien se despide en el andén de un tren que está a punto de marcharse, sujetando la puerta para que no se cierre. yo me doy la vuelta y meto la mano en el bolsillo en busca de las llaves. ella deja sus maletas en el primer compartimento y se desploma sobre el asiento correspondiente, abriendo un libro con nombre cursi. 


aunque no quieras aparecer por aquí
aunque a veces no seas tú lo que cuente
léeme siempre.

7 de febrero de 2015

la postura en la cama.

se me han secado los ríos de impotencia que me sobrevenían en cada desliz, y visitaban con descaro y sin aviso la piel de otro tiempo, recreándose entre asignatura y asignatura pendiente. 
y ahora, 
a veces hago como que no, 
pero -creo que- ya he empezado a encontrarte la postura en la cama, y acurruco debajo de la almohada las palabras que se guardan por miedo a no compartir mesa en un mismo vagón del ave. así que nos conformamos con viajar en coche, con tu disco favorito de los ochenta y a cientoventitrés kilómetros por hora. con el maletero repleto de nieve y la guantera llena de galletas 
y cervezas,
y ganas
y el frío que me aplazas los martes por la noche, cogiéndote la mano muy fuerte como si fueses la panacea de mi vértigo.
no quiero recorrerme todos los tiempos verbales contigo en pasado y -tener que- sentirte lejos. o ahogar la distancia a seis millas marinas de un océano, que los cuerpos cuando pesan se hunden, y yo no sé respirar bajo el agua. y mucho menos voy a echarte más veces de menos, donde hace poco te echaba de más. yo quiero que con un dedo me señales en un globo terráqueo hasta dónde piensan alcanzarme tus ganas de verme,
para no traspasar esa frontera.

5 de febrero de 2015

a besos.

ya dije una vez que a besos (te) entiendo lo que a veces no.