te tiras tres años buscando fondos económicos para hacer cortometrajes de cinco minutos que al final -y con suerte- acaban publicándose en YouTube y no con el éxito que esperabas. y después de todo, profundizas en los fracasos, asumes los errores de enfoques de cámara, del entorno y del guión, y con lo aprendido te lanzas con todo tu coño a hacer una película eligiendo meticulosamente el personaje clave para desarrollar una trama argumentada con mucho tirón, con un (no) final inesperado y con bastante enganche, de esos que no te dejan apartar ni la mirada para rebuscar entre el cubo de palomitas. y de pronto, te encuentras con que nadie quiere financiártela, y mira por donde, tú ya gastaste todos tus ahorros necesarios para que se pueda estrenar en la cartelera.
ya me decía mi madre que el cine últimamente estaba demasiado caro.