y ahora no puedo evitar la nostalgia de esos días, que cala en mis huesos y me hace recordar los principios, nuestro principio.
puedo dejar de comer al rememorarlo, incluso mi apetito disminuye cuando evoco tus ojos sobre mis labios. pero el gusanillo que tengo en el estómago me ha confesado que tiene pretensiones de comerse todo mi intestino, páncreas y bazo. así que aprovéchame, que ya mismo acabaré por extinguirme para dejar paso a mi progenitor.
y él tiene mucho menos encanto que yo.