vengo un año después, y eso es
mucho tiempo para olvidar-rehacer-recordar-desechar a algún amor platónico, o
algo que se le parezca. siempre he sido malísima en temas de simplificar, porque
las personas como yo, así de extremos, dependiendo del día que coincida con
cuál mes del calendario, resumen –puede que injustamente- de una forma o de
otra. el caso es que yo tenía que decir algo sobre este año, pero no lo
encuentro, quizás porque está lleno de cosas que (ya) no existen.
no existe la ley del todo vale
mientras tanto.
la hora de comer no existe, ni tampoco los que te esperan sentados
para almorzar juntos.
la hora del descanso no existe, ni la hora de levantarse tarde, ni ese alguien que
te llama a deshoras para entretenerte con sus historias. construir planes
con el fin que más se te apetezca
no.
agarrarte a ellos para avanzar y esclarecer un poco el camino de mierda. no. eso qué va a existir.
no.
agarrarte a ellos para avanzar y esclarecer un poco el camino de mierda. no. eso qué va a existir.
no existe ya el momento de tal,
la diferencia de edad que no
importa, porque ya no la hay.
porque no existe(s).
porque no existe(s).
no existe nada de lo que espero,
ni lo que recuerdo.
no existe ni siempre, ni nunca
(aunque yo siempre he pensado que eran las únicas verdades
universales).
ya no existimos ni tú ni yo
ni existe nadie que me inspire a
escribir de nuevo sobre penas, cursilemierdas, o rabia.
hoy no existen gilipolleces que
escupir,
y a 31 de diciembre me he dado
cuenta
que tampoco existe nadie que las
escupiría por mí.
ya no existe acordarse de las
fechas importantes,
no existe forma de hacer noodles
como me gustan
tampoco existe en
la televisión club pirata,
ni existen mejores momentos que
merezcan contarse,
y por eso suelo recurrir a los de
hace años.
no existe ni una verdad absoluta
en nada de lo que oigo
y quizás, tampoco,
en nada de lo que he dicho.
y es que, pensándolo, a lo mejor
un día voy y me muero. en serio, voy y me muero de alguna de las formas
curiosas que hay para (ena)morirse –por sobredosis de extremos o tarada de la cabeza
o loca del coño por yoquéséquién- el caso es que voy y me muero y me quedo sin
contarte que soy –orgullosa, ambigua, irónica, graciosa- la versión más de puta
madre que me he conocido hasta entonces. mira, tengo doce meses de
aquí en adelante para no cumplir todos los planes que tengo establecidos.
y para vivir. sobre todo para vivir.(y que exista(s) después lo que
tenga que existir).
el caso es que yo venía aquí
porque tenía que decir algo sobre este año,
pero es que no lo encuentro.
porque tenía que decir algo sobre este año,
pero es que no lo encuentro.