14 de diciembre de 2015

me he perdido en callejones oscuros con salidas que no estaban señalizadas con la luz roja de emergencia. me he abierto la cabeza con los cristales que los amantes tiraban de botellas de vino suicidas por la ventana. he llorado tanto que he acabado diluyéndome en la taza del café de un desayuno cualquiera. me he dado más de una ostia contra el mundo, de frente y sin manos. y ahora parece que para hacer justicia han brotado todas las noches calurosas que me debían retrasadas del verano, los días locos que me vuelven a hacer perder la cabeza, la vulnerabilidad que sustenta las cursilerías, la risa que parte en dos las dudas y algún que otro plato, las noches con la brasa de un cigarro a medio encender y sin mechero. los momentos propiciados que interrumpen a los propicios, las prisas porque se acaban las (p)risas, las luces de la ciudad en un mirador con montañas que nos encierran y nos juntan-un-poco-más-juntas. los caminos que conducen a roma y se entretienen por el camino en el mapa italiano. un abrazo sin nudos 
y un beso con marca.