y corríamos por la playa, tropezando con las olas y el sol pegándonos en los ojos. 

éramos felices 

y nos besábamos tanto 

que acabábamos 

contagiándonos la sonrisa. 

no. yo no quiero que esto acabe contigo dentro de un coche rodeadas de luces desenfocadas, con los ojos ahogados en lágrimas y un chillido envasado al vacío guardado en mi pecho. quiero salir fuera y huir corriendo. que alguien me toque el hombro, darme la vuelta y que seas tú. que no te vayas y me digas que te quedas. pero no. no. ahora la noche huele a ti. y ya está. aquí me quedo yo. en mitad de la nada, a oscuras. al otro lado de la ciudad. en plazas contaminadas de gente y voces que no son la tuya.

creo que el corazón se me ha parado aquí dentro. me aprieta algo en la garganta pero no voy a mirar. ya no sirven de nada mis lágrimas bajo la ducha.


y cuando yo llore... ya no estarás para hacerme el amor después.

me disfrazo de ti. te disfrazas de mí. y jugamos a ser humanos en esta habitación gris. muerdo el agua por ti. te deslizas por mí. y jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir.

quiero que no dejes de estrujarme sin que yo te diga nada.
no sé que acabó sucediendo, solo sentí dentro dardos. nuestra incómoda postura se dilató en el espacio. se me hunde el dolor en el costado, se me nublan los recodos, tengo sed y estoy tragando, no quiero no estar a tu lado.

me moriré de ganas de decirte
que te voy a echar de menos...

que necesito un abrazo y no tengo ganas de pedirlo.
porque el abrazo que me hace falta
es de esos que duran
una canción entera de Manolo García.


de los que se impregnan en la piel de la cara y del cuello.

no rellenes el aire
con palabras tristes
que huelan a excusas.
ahora no.

lo que no quiero es separarme porque esto se acabe
sino porque no nos quede más remedio.

se te echa de menos. bueno, para qué engañarnos. yo te echo de menos. aunque más que a ti, a la que tú eras. en otros lugares grises con luces parpadeantes y cervezas de todo tipo y toda clase que ahogaban nuestras noches. y ahora todo en la ciudad me lleva a recordarte. y a recordarme que las personas son como trenes. y llevo días en esta estación y nadie viene a recogerme. no hay horarios ni de llegadas ni de salidas, y todas las oficinas están cerradas por vacaciones.

a la chica cursi se le han atascado todas las palabras esdrújulas en la garganta. y el pellizco en la tripa se ha extendido hasta la espalda. y le rodean como brazos que no existen.aquí no hay nadie para curarme con mercromina los arañazos en las entrañas que dejaste cuando te marchabas con la ventanilla del coche bajada, y la mano alzada al aire.

porque no quiero

recordar esto

como aquella historia

que no fue

pudiendo haber sido

lo más grande.

a mí me encantaba estar contigo y ya no puedo.

jugar a matar el tiempo hasta que el tiempo me mate

y acabo la frase 
sin punto 
porque no quiero finales.

mírame como quieras, pero fóllame.
no dejes huecos ni grietas,
sólo espacios que rellenar.