29 de enero de 2012

hacía tiempo que no escribía porque hacía tiempo que no me querías

16 de enero de 2012

y el corazón corre en picado, escaleras abajo. llega a la calle principal y se encuentra con el Knight Bus. la primera vez que se subió no pensaba que fuera de color morado, ni que tuviera tres plantas. ahora ya no le sorprende, está acostumbrado a su peculiaridad. sube las escaleras de madera y saluda a Stan Shunpike, el cual le devuelve el saludo. acto seguido decide meterse en la primera cama que encuentra a su derecha. se tapa hasta las aurículas -tiene demasiado frío metido en el cuerpo-. el ayudante del conductor de autobús le ofrece una gran taza de chocolate calentito y un cepillo de dientes de color amarillo -le falta el color verde y rosa para completar su colección-.

-¿cuánto tiempo piensas quedarte hoy?- le pregunta desde la lejanía Ernie Prang, conductor del Noctámbulo.

ha decidido pasarse por allí todas las noches que le hagan falta para reunir cada trocito de válvula y miocardio que encuentre bajo la colcha.

-lo necesario para encontrarme el pulso-.
y volvió a esconderse en el fondo de la cama

14 de enero de 2012

y entró un sentimiento, frío y rígido
por la ventana
y sin darnos cuenta.
andaba titubeando por la mesa
llena de libros, y revistas
y de nuestra ropa.
se paró a mirarnos fijamente
mientras jugábamos a besarnos
a sentirnos, a olernos.
se dio cuenta que no era su sitio,
que nuestro escritorio ya estaba lleno
de sentimientos y de ropa.
y comprendió que lo que había sobre la cama
no era su lugar.
sino el nuestro.
sentir la intensa necesidad de escribir y no saber el qué. girar sobre tu propio eje y comprobar que no te ha seguido nadie. que el mundo sigue en su sitio, y que tú llevas sin moverte una eternidad. no sé a qué esperas. no sé a qué esperamos. te llenas los ojos de letras y la garganta de frases. las intentas expulsar de una en una esperando a que salgan desfilando cogidas de la manita.

pero no te engañes. no van a salir porque prefieres ahogarte en ellas.

7 de enero de 2012

te haces la dura, pero luego bien que lloras por una inofensiva cebolla.