26 de marzo de 2015

lunares.

la vida como tal pasa, la gente va y viene, y es una realidad que está ahí. algunos deciden quedarse, otros toman la opción de irse. pero la historia, mira, la historia y los recuerdos permanecen en algún punto del globo terráqueo y en algún sitio de nuestro cuerpo. porque al fin y al cabo, las personas somos mapas. 

y estoy segura de que los lunares son nuestros puntos cardinales.

18 de marzo de 2015

la lola.

merece la pena hablar del Mediterráneo y del agua que cabe entre Lola y las demás mujeres. cada noche cuando duerme se vuelve pez, y luego isla, y luego velero que se pierde a costa del temporal y en ocasiones atraca en algún puerto. otras veces se desvanece entre la niebla, la bruma, y los corales que arrastra por debajo, a su paso. arranca de raíz las anémonas y la muy hija de puta deja a los peces payasos sin casa ni protección, y ellos la persiguen con cólera en busca de justicia. Lola con sus manos es capaz de modificar el curso de la corriente buceando por la espuma de las olas, y cuando siente que el pecho se le hunde saca la cabeza para respirar, tomando aire. pero después se infla de valor y se vuelve atrevida. se deja llevar por las mareas que van (y pocas veces vienen), y la remolcan a orillas de desiertos que no le corresponden, y dime tú allí qué puede hacer entre tanta polvareda si de lo que está acostumbrada ella es a nadar bajo el agua. 
ya había estado antes en el desierto del Sahara, de Sonora, de Atacama, pero ninguno de ellos había presenciado de noche. y es que a pesar de no existir luz en un radio de novecientos metros tenía la imaginación suficiente como para describir dunas que por la mañana habían sido pisadas por extranjeros, turistas, quizás algún que otro amante intrépido, quién sabe. 
yo sabía que ella, en contra de su voluntad, había terminado siendo arrojada a arenales, todos muy parecidos entre sí, pero todos deshabitados. la pobre Lola no soportaba la arena que se le metía en los ojos y le pinchaba como puntas de alfileres cuando se movía arrastrando los pies del cansancio. y luego detrás de cada alucinación iba la gilipollas a regar los cactus que poblaban la orilla de su cama pensando que algún día podrían crecer nogales –los favoritos de su abuela- y que serían ellos con seguridad los que se chupasen todo el agua del Mar Mediterráneo, y acabar así con el motivo que separaba a Lola de las demás. 
merece la pena hablar del Mediterráneo cuando Lola está nadando en él, 
sobre él, 
bajo él. 
la última vez que pude verla fue a lo lejos, cerca de una playa abandonada, que ahora no recuerdo su nombre con exactitud. tan lejos se encontraba que la confundí con un trozo de palet de esos utilizados hoy día para decorar y hacer camas y sofás. la niebla contribuyó a dicha confusión. me subí a la azotea yo sola, con la esperanza de divisarla mejor y a lo lejos (tan lejos) quise hablarle de algo que hoy día ya no recuerdo. 
la puta playa vacía. 
y sus venas llenas recorriendo todo su cuerpo en cada brazada que le veía dar. llenas de salitre, de espuma, llenas de mar. Lola estaba saliendo a flote ella sola. Lola. sola. y a mí se me rellenaron los pulmones de aire, los bronquios de gozo. viajé a través de sus iris, que se cerraban con el escozor del oleaje, y quise engancharme a su cintura y seguir su movimiento, cogerla, agarrarla con fuerza. ver cómo entraba luz por sus pupilas, y mirarle rápido, muy rápido. juro que en ese momento hubiese sido capaz de recorrerme las seis millas marinas que nos separaban y obstruían mi sangre haciendo tapón en todas las arteriolas que se dirigían hacia mis músculos, sólo por verla de cerca. me bajé de la azotea como pude, y ensucié mis pies de granos de arena diminutos, corriendo hacia la orilla. mojé mis dedos y la piel se me erizó al tiempo que intuía a lo lejos a Lola llena de vida, pero ya demasiado lejos. nadaba demasiado rápido para volverse pez, o isla, o velero para atracar en algún puerto. 
Lola con sus manos era capaz de modificar el curso de la corriente buceando por la espuma de las olas, y cuando sentía que el pecho se le hundía sacaba la cabeza para respirar, tomar aire.


cuando yairrou sube a la azotea
y se ve a sí misma en el Mar Mediterráneo
pasa esto.

16 de marzo de 2015

cuando el tiempo muera, ¿quién se encargará de curarlo todo?

10 de marzo de 2015

sótano.

ella hacía equilibrismo en el borde de cada beso. y mientras yo veía su imagen resbalándose sobre mis manos. nos quitamos los pijamas que estaban pegados a nuestra piel. mis labios le calaban hasta su clavícula, y su silencio se perdía a la altura de mi nuca.

quizás esa noche el sótano se volvió demasiado cruel. empezó abrazándonos y terminó 
despidiéndose.

9 de marzo de 2015

pie de foto.

"en whatsapp:
-¿qué te pasa?
+a mí nada
pie de foto de instagram:
y no va encima la gilipollas y me pregunta que qué me pasa".

pues que digo yo que la vida sería mucho mejor sin los compromisos que nos creamos con las redes sociales, los conflictos absurdos que causan, la dependencia extrema de exhibir nuestra vida, la necesidad imperiosa de mandar indirectas por esta vía por no tener valor de decirlo en persona, o lo difícil que se hace olvidar a alguien hoy día. a lo que vengo aquí es a preguntar (curiosamente por una red social) si alguien sabe a dónde hay que dirigirse para reclamar que vuelva la época de mandar cartas con sus sellos y el sobre embadurnao de colonia. o mira, me conformo con un toque al móvil, tomarme una cerveza, o mirarte a los ojos.
eso sí que debe de ser la vida.

8 de marzo de 2015

entonces yo suicida.

la mayoría de las personas solemos planear en lugar de volar, teniendo localizado el punto exacto donde pretendemos aterrizar. estamos encabezonaos en detallar cada paso que debemos seguir porque -eso que viene luego- nos da miedo. nos elegimos el pelo y su color, la ropa, la casa, el fondo de pantalla del iphone. a veces también tenemos la oportunidad de elegir personas, color de paredes, libros que leer, o un máster nuevo que dicen que tiene muchas salidas. y abusamos de ello (ojalá siempre en ecsexo), pero al menos así podemos salir de esa intranquilidad que produce el puto desconocimiento; que nada nos venga de golpe, estar prevenidos de antebrazo, a la espera sin un cigarro en la mano y sentados en la cocina (que también hemos elegido) de nuestra casa. y pasa que nos dejan elegir tantísimas cosas que al final acabamos creyendo que también podemos elegirnos la vida. y mira no.  porque detrás de todos los planes existen unos motivos, y circunstancias, y sentimientos, y luego ya toda esa mierda. y llega un día en que se desordenan tus días. y ahí ya sí que da igual la ropa, el fondo de pantalla o si llevas un moño o el pelo suelto. te encuentras en un lugar en el que no pensaste que podrías estar. y no necesitas emborracharte ni fumarte dos porros para que se te erice la piel. ya te cuesta más trabajo respirar que sentir. se rompen los planes y todo se desbarata, a tomar por culo. y tú te rindes.
de repente me encuentro en un puto avión a punto de tirarme sin paracaídas con el que planear. 
solo estoy yo 
arriba, 
con un nudo en la garganta 
el cuerpo temblando 
desde las pestañas hasta las entrañas. 
y distingo muy a duras penas el punto donde quiero tomar tierra. y entonces yo suicida me tiro desde la estratosfera. y ella me ve caer al vacío desde el sofá de su casa, mientras es domingo. y pienso que qué coño sabrá la gente sobre el vértigo si nunca han mirado al precipicio que esconden sus ojos. ni nadie más me ha visto caer sobre el viento como ella. casi brisa.

y después de todo, la cabeza fría
aunque el corazón me arda.

7 de marzo de 2015

lo suficiente.

ya estás lo suficientemente lejos para perderle el miedo a que salgas corriendo si te digo que
te quiero.

5 de marzo de 2015

ese puto instante.

creo que aunque sea una vez en la vida hay que cambiarle -la vida- a alguien. pero de lo que sí que estoy más que segura es de que muchas de las mejores cosas del mundo son aquellas que aún están por descubrir, y que están ahí puestas a conciencia para que tropieces con ellas y te hagan detenerte y sopesar, valorar. ya sé que la gente entra y sale de tu cama o de tu vida (depende de la importancia que recibas) tantas veces como respiramos, pero una se tiene que quedar con los abrazos, y saber reconocer a ese alguien por ese puto instante, y si eso sucede sabes que serás capaz en ese momento de cometer errores, de esperar a que ocurra lo caótico, darle un revolcón a la vida y arriesgarse, probar, sentir, pararte a ver atardecer y disfrutar, querer, vivir, que sobre todo hay que vivir. un por qué sí, porque me apetece, aquí, tú. mira, si algo he aprendido es que al miedo hay que mirarle de frente, con mucha cara y sin descaro, y así dejarse llevar porque, aunque no sepa como coño se sale de Roma, ten muy claro que si lo supiera, me recorrería todos los caminos que llevasen a ella contigo. y qué sentimental me pongo cuando (te) quiero. 
pero de 'want' no de 'love' 
-o vete tú a saber ya-.