10 de marzo de 2015

sótano.

ella hacía equilibrismo en el borde de cada beso. y mientras yo veía su imagen resbalándose sobre mis manos. nos quitamos los pijamas que estaban pegados a nuestra piel. mis labios le calaban hasta su clavícula, y su silencio se perdía a la altura de mi nuca.

quizás esa noche el sótano se volvió demasiado cruel. empezó abrazándonos y terminó 
despidiéndose.

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