28 de mayo de 2011

echarte de menos es como si estuviera liofilizada.

27 de mayo de 2011

habla un poco más bajo, que no te escucho.

25 de mayo de 2011

tú y el tiempo sois directamente proporcionales; el doble de ti es el doble de vida.
de mi vida.
cada día tengo más claro que no quiero envejecer. que yo no quiero que las sonrisas de ahora sean mañana arruguitas en la cara. no quiero ver como el número 1 deja paso al 2 en mi reloj y ni tampoco como junio se come a mayo en un despiste de éste.

yo quiero seguir escuchando el cassette de las Spice Girl y viendo en la tele Club Pirata los sábados por la mañana, esperando a que mis amigos me llamen para bajar a jugar.

24 de mayo de 2011

los días se borran de mi calendario como hojas que caen de los árboles. y llegará un momento en el que se acumulará tanto verde que acabaré ahogándome, y no me quedará más remedio que echarme a llorar, hasta que las lágrimas se lleven todo, los días, el tiempo, las hojas.

y ese momento ha llegado.
¿y si jugamos todas las noches con la locura que supone tener 20 años?
20 años y nada de miedo.

somos sexo.

18 de mayo de 2011

Un beso más prolongado de la cuenta. una mancha en el vestido justo en el momento en que sales de tu casa. probarte mil sombras de ojos antes de la definitiva. y luego, tener una excusa envuelta en papel de regalo, con muchos porqués a punto de caramelo y justificantes de mentira con la firma de tu madre falsificada por ti. hacer una bola con todo esto y tirarlo al suelo.

no te engañes, nadie llega a tiempo a la primera cita.
(ni a la última).
Las historias que nunca acaban siempre están empezando.

17 de mayo de 2011

ya está. que ya no quiero utilizar más metáforas con cometas, playas y besos. que hoy no me hace falta nada de eso para decirte que te quiero.

15 de mayo de 2011

de noche me gritarás en alto con abrazos y miradas. y yo seguiré donde siempre, deseando encontrarme con tus ojos y tus brazos. y la distancia entre tú y yo iremos matando. terminará de ser logarítmica para ser eterna.
infinita.

14 de mayo de 2011

suelo ir descalza. me gusta sentir la arena caliente bajo mis pies, aunque acabe corriendo por miedo a quemarme. recorro los cien metros que separan el agua de mis dedos, y consigo alcanzar con mi nariz la brisa a salitre. echaba de menos esta sensación. últimamente echaba de menos muchas cosas, pero sobre todo ésta. que el olor a salitre en estío me da la vida y, sin embargo, el gélido frío que congela mis huesos me mata.

sigo las huellas que dejé atrás, andando al revés, riéndome de mí misma y enterrando mi piel bajo la arenisca que se mueve con el sonido de las olas. termino tropezando con mis propios pies y caigo desplomada sobre la toalla. no dejo de pensar en ti. en las olas, en el mar. y en lo cerca que queda tu boca de mis labios.

calculo por el aroma que me trae la brisa, que estarás aquí antes de que encuentre la otra chancla, la cual enterré a conciencia para darte más tiempo a encontrarme.

10 de mayo de 2011

no paro de dar vueltas sobre tus labios. y me agarro a ellos para no resbalarme. que hace demasiado viento fuera, y yo sólo quiero un hueco entre tus besos para evitar
c
a
e
r

5 de mayo de 2011


desde que sonrío en las fotos soy más feliz.

2 de mayo de 2011


empezamos como dos cometas, despacio. ascendiendo hasta volar alto, o por lo menos, lo más alto posible para escapar de las manos de los críos. pero enseguida nos volvimos rápido. dábamos vueltas de un lado a otro, atravesando la luz en el cielo y las nubes que se dibujaban en un azul oscuro. girábamos sobre el eje de la tierra, riéndonos tú, yo y el pellizco en la tripa. intentando escabullir del vértigo que daba estar tan alto contigo y tener la sensación de caer. y movíamos los brazos, el torso y los pies para no descender. íbamos tan rápido como el otoño en el mes de noviembre, las montañas rusas, y una cerveza fría con sabor a ti. volábamos por encima de los edificios y lejos de todo. y entonces perdimos la noción del tiempo, del cielo, del suelo, de ti y de mí. no sabíamos donde estaba la línea que separaba el mar de las nubes, tu hilo de mi brida o tu boca de mi sonrisa.

y todas las cometas que volábamos, pensábamos que volarían para siempre. pensábamos que volaríamos para siempre. y estábamos en lo cierto. porque desde que te conozco no he puesto los pies en el suelo.