14 de mayo de 2011

suelo ir descalza. me gusta sentir la arena caliente bajo mis pies, aunque acabe corriendo por miedo a quemarme. recorro los cien metros que separan el agua de mis dedos, y consigo alcanzar con mi nariz la brisa a salitre. echaba de menos esta sensación. últimamente echaba de menos muchas cosas, pero sobre todo ésta. que el olor a salitre en estío me da la vida y, sin embargo, el gélido frío que congela mis huesos me mata.

sigo las huellas que dejé atrás, andando al revés, riéndome de mí misma y enterrando mi piel bajo la arenisca que se mueve con el sonido de las olas. termino tropezando con mis propios pies y caigo desplomada sobre la toalla. no dejo de pensar en ti. en las olas, en el mar. y en lo cerca que queda tu boca de mis labios.

calculo por el aroma que me trae la brisa, que estarás aquí antes de que encuentre la otra chancla, la cual enterré a conciencia para darte más tiempo a encontrarme.

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