24 de diciembre de 2014

paradoja de la fuerza irresistible.

lo que rápido llega, rápido se va. pero, y lo que nunca ha llegado, ni ocurrido, ni le ha dado tiempo a ir mal, ni bien, ni siquiera a ir, eso ¿alguien sabe si acaba yéndose? somos capaces de engancharnos a algo que no existe, porque así todo parece más perfecto. porque si no existe -en la vida real-, no se puede romper. y ahora estoy contando instantes que me faltan, que ahora no es algo que exista, porque al igual que el tiempo, se consume. ahora es ya. y este ya fue un ahora. ni siquiera es el próximo minuto. y solo a mí se me ocurre planear los instantes que no existen. tiempo de estudio. tiempo de hacerse una foto en el espejo o mandar notas de voz. tiempo de vértigo que se agarra a la garganta cuando pienso que ando de espaldas al futuro (que tampoco existe). hemos sido circunstancias ancladas en sus historias. y las circunstancias nos han hecho a nosotros. y nosotros nos hemos amoldado a ellas. el invierno reblandece el corazón y derriba sus paredes, y a mí me ha caído demasiado cemento en los ojos y polvo en la boca, y mírame, no puedo parar de escupir tonterías.
creo que sigo a tiempo de irme sin entender a Benedetti, sin bajarme del coche, sin viajar a la costa por la carretera del mar, sin desaprender nada de lo que había pensado aprender.

hemos sido la paradoja de la fuerza irresistible. 
y si yo no me movía y tú no tenías la fuerza suficiente pues.


y escribo porque si no escribiera, todo sería un poco más difícil.
aquí (no) hay mayor finalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario