7 de febrero de 2015

la postura en la cama.

se me han secado los ríos de impotencia que me sobrevenían en cada desliz, y visitaban con descaro y sin aviso la piel de otro tiempo, recreándose entre asignatura y asignatura pendiente. 
y ahora, 
a veces hago como que no, 
pero -creo que- ya he empezado a encontrarte la postura en la cama, y acurruco debajo de la almohada las palabras que se guardan por miedo a no compartir mesa en un mismo vagón del ave. así que nos conformamos con viajar en coche, con tu disco favorito de los ochenta y a cientoventitrés kilómetros por hora. con el maletero repleto de nieve y la guantera llena de galletas 
y cervezas,
y ganas
y el frío que me aplazas los martes por la noche, cogiéndote la mano muy fuerte como si fueses la panacea de mi vértigo.
no quiero recorrerme todos los tiempos verbales contigo en pasado y -tener que- sentirte lejos. o ahogar la distancia a seis millas marinas de un océano, que los cuerpos cuando pesan se hunden, y yo no sé respirar bajo el agua. y mucho menos voy a echarte más veces de menos, donde hace poco te echaba de más. yo quiero que con un dedo me señales en un globo terráqueo hasta dónde piensan alcanzarme tus ganas de verme,
para no traspasar esa frontera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario