si leyeras mis ideas podrías pensar que soy la chica más sentimental que existe.
pero olvídalo,
acaba de pasar todo el silencio por el salón de la casa y se ha llevado consigo la conversación.
y ahora escapo al piso que está de paso y a los atardeceres que he no visto. extiende su mirada a la altura de mis hombros, y alarga el brazo sobre mí, debajo de mí. y se hace chimenea.
manta.
sofá.
su cintura que atraviesa sin ruido el colchón recién usado. las sábanas que la despiertan a las tres de la mañana a gritos y le anudan el sueño y la garganta al compromiso. la vida que se evidencia imprescindible cuando encajan sus huesos en el surco de mi clavícula. y luego todas las canciones me hablan de cuando te giras en el coche al despedirte y lanzas un beso contra el cristal, como quien se despide en el andén de un tren que está a punto de marcharse, sujetando la puerta para que no se cierre. yo me doy la vuelta y meto la mano en el bolsillo en busca de las llaves. ella deja sus maletas en el primer compartimento y se desploma sobre el asiento correspondiente, abriendo un libro con nombre cursi.
aunque no quieras aparecer por aquí
aunque a veces no seas tú lo que cuente
léeme siempre.
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