4 de septiembre de 2012

con esos cuchillos de cocina que no cortan y sirven para untar mantequilla. con esos se rajó. corría la sangre cubriéndole toda la piel. se rompió en siete y fragmentó su sonrisa en trozos diminutos. comenzó a girar a un ritmo rapidísimo, totalmente descompensada. verdades ocultas en mentiras destrozadas. el silencio se hizo picadillo y quedó machacado junto a la pena. eran las doce de la noche y todo fue porque ella quiso. yo ya no la entendía, ni la escuchaba, ni siquiera le hablaba. ella quería acabar con todo. se rasgó con fuerza la cara, y la mirada se le desprendió de sus ojos. y yo encendí la thermomix para despedazar todos los sueños e ilusiones que guardaba en un tarro. mientras ella gritaba y pataleaba. yo ya no podía quedarme allí. no sabía ir, a ningún lado.

métete conmigo en la batidora. al número tres. vamos a terminar ya con esto. ya no temo al dolor. vamos a desaparecer de una vez, aunque yo no lo quiera hacer contigo.

prefiero así, más penoso.
más roto.
más triste.

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