26 de febrero de 2017

the end has no end has no the end has no.

día 2.
si hablamos de una persona que realmente está deprimida, una depresión de estas en las que se está hecha una puta mierda y que se encuentra totalmente hundida, esta persona se queja de ella misma, de su daño y de su pecado, no del daño de los demás. al revés, cree que es ella quien los está y los ha dañado. no se queja de ellos sino que se acompaña ella misma de un dolor moral propio insalvable.

además se siente desinteresada, no tiene capacidad para volver a querer, para desear. se encuentra cansada, pesimista y no ve horizonte alguno. no puede y además es incapaz de desear más, lo ve todo negro, no vislumbra nada en el futuro porque para ella no hay nada. está inhibida, no tiene acción, no tiene el empuje del deseo para salir de la cama. no sale de casa, no sale a pasear, no sale a distraerse con los amigos. se queda parada en el sofá perdiendo la vista en la pared, y del sofá no se mueve, existiendo en ella una inhibición y con ello, una angustia. 
porque siempre que hay angustia hay tristeza, es decir, miedo a la tristeza. siempre van acompañados.

cabe destacar que en la persona que está deprimida, y como hemos dicho, hecha una puta mierda, existen autorreproches, agresividad e incluso autodestrucción. todo deprimido es una persona que pone su energía en contra de sí misma. 

dentro de esta tristeza sería conveniente hablar de la soledad como factor importante en ella. es decir, la tristeza te aísla, te aleja de la otra persona y te empobrece. mira, esto pasa con Saturno, el dios de la melancolía, que se llega a ir tan lejos donde allí ya no hay nadie. entonces todo está oscuro, todo está frío, no tiene compañía, no tiene personas alrededor. 
la tristeza te arrasa y te va asolando, te aparta del amor que te entristece.
es decir, la tristeza y la soledad se acompañan de manera muy conflictiva o con cierta armonía. 

por ejemplo, yo tengo un duelo con una persona a la que he querido mucho y de repente me deja y me pierde todo el cariño que antes me tenía. la tristeza de ese duelo es una tristeza completamente agónica y a la vez una situación melancólica donde ya no está esa persona a la que estoy queriendo pero en cierto modo, con mi tristeza, la sigo manteniendo en mi cabeza. es decir, todavía no me he separado de ella interiormente y esa manera de tenerla presente no es a base de dedicar risas y alegría sino que siempre es otro sentimiento triste. digamos que mientras estoy triste estoy queriéndote todavía o todavía me creo que me estás queriendo.
en este caso, la tristeza no decimos que sea una tristeza patológica. en este caso se trata de un duelo donde hay una tristeza con una soledad, pero esa soledad es una soledad armónica, es proporcional al daño sufrido y el daño realizado, sobre todo.

mira, fíjate que todas las personas, y lo podemos ver continuamente y de forma particular en nuestra vida, como las distintas personas de nuestro entorno familiar o social reaccionan de manera diferente a cuando alguien fallece o ante una pérdida, un duelo. unos prefieren no ir al cementerio ni tener una foto del fallecido, ni siquiera que les hablen del muerto, porque esto les parece la mejor opción para salir del trance. y, en cambio, hay otros que no pueden dejar de ir al cementerio y que si no ponen cuadros del fallecido se sienten más deprimidos y que si en un momento determinado de pronto parece que se están distrayendo con una serie televisiva y no están pensando en el muerto se sienten culpables, porque no le quieren olvidar. mucha gente dice eso de ’es que no quiero olvidar’ a la vez que están notando que se les está perdiendo esa persona de la cabeza, que se les está yendo lejos, y se sienten muy mal por ello. y otros, sin embargo, se quejan de lo contrario ’prefiero olvidar y en cambio, me viene todo el rato al recuerdo’. estas son las diferentes reacciones tan opuestas de la propia tristeza.

la tristeza de ese duelo es una tristeza completamente agónica 
y a la vez una situación melancólica donde ya no está 
esa persona a la que estoy queriendo 
pero en cierto modo, 
con mi tristeza, 
la sigo manteniendo en mi cabeza. 
así que mientras esté triste seguiré queriéndote todavía 
o todavía 
me creo que me estás queriendo.

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