4 de abril de 2015

el sonido muy fuerte.

el olor a castañas asadas por toda la ciudad
a final de otoño.
la pareja que se da la mano y se besa
en los semáforos en rojo.
la vida cuando mata 
sacando el revólver
y apuntándome directamente a las costillas.
noviembre que nunca fue nuestra guerra
ni fría ni caliente.
y luego la luna arañándome la cara
y arrancándonos su apellido
porque se moría.
las redes sociales que acortan distancias
y acercan historias de alcohol y llantos. 
el sonido muy fuerte, 
de dos bocas riéndose a la vez.
los encuentros a medias en un coche teledirigido 
los viernes a mi casa.
las películas de navidad que veía mientras tú dormías.
y luego los abrazos.
despedir el año y felicitarlo a mediados.
o casi.
la textura de la cerveza en la boca de la botella
y después en la tuya,
mi bar favorito.
la plaza de la Merced. 
la sorpresa de quien nunca ha visto la playa,
todas las noches en mi cara.
la guantera llena de galletas.
un maletero repleto de nieve y frío
que deja a su paso.
el sonido muy fuerte, 
de dos bocas riéndose a la vez.
la ropa mojada. 
los bizcochos en aeropuertos sin aviones
y más tarde en ciudades sin ti
y sin respuesta.
la postura que creí encontrarte en la cama. 
el cine y las cabras 
que nunca pierden el tren. 
el mar haciendo de las suyas 
en el puerto.
el compromiso anudado a tu garganta,
las ganas revolviéndose entre las sábanas
y luego la distancia.
todas las palabras que borraste.
el tiempo que pesa y no pasa.
la vida que rechazaste.
mi mano a menos dos grados 
y sin guantes
buscando por todas las calles rozarse con la tuya.
el muro de berlín que acabó cayendo 
a finales de la guerra.
los kilómetros.
las nubes grises que nos alejan.
las historias sacadas de contexto, 
o sin contexto. 
los que opinan sin opinión.
los pies que descalzos en la arena 
o con zapatillas en el asfalto 
tocan el agua 
y se enfrían. 
la descripción detallada 
de un pedazo de futuro. 
el norte que se vuelve salvavidas 
entre la decadencia del sur.
las lágrimas secándose en la manga de mi chaqueta
dentro de un avión.
las noticias cuando son portadas
nunca son buenas. 
el olor a salitre y crema 
que sin ser del todo nuestro, 
nos pertenece.
los abrazos guardados en las mochilas 
cuando atardece la vida. 
la luna reluciente en toda la playa.
los colores del cielo que nos acercan.
los miedos, 
las luchas justas 
y los perdedores injustos. 
la razón sin sentido de equilibrio. 
el aguante que apenas se mantiene 
en pie. 
tirar la fruta de temporada
que se ha puesto mala
cuando antes era devorada con las manos.
o directamente del árbol.
los asientos incómodos del cine viejo del Albéniz,
que por cierto
nunca he estado. 
y ahora mis manos a veintiocho grados 
y con guantes
perdiéndose entre los bolsillos. 

el sonido muy fuerte, 
en mi cabeza, 
de dos bocas riéndose a la vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario