23 de octubre de 2014

otra vez contar hasta tres.

pierdo los papeles si me llegan noticias sin haberlas pedido. 
van directas a la maleta, junto con el montón de despedidas y 
de todos los cuentos que no puedes 
contarme. 
como si no hubieran pasado los años, 
me encuentro buscando tus ojos 
detrás del rastro de la gente 
que deja al pasar.
recuerdo las ganas, y el puto escalofrío en la nuca, 
y ahora 
estos nervios de la barriga. 
pero qué puta necesidad emocional
la que he creado dando vueltas
en una retroalimentación
que se muerde la cola.
y solo por dejar que te cueles por las cicatrices 
que ya deberían estar cerradas 
a cal y canto. 
los juegos que yo misma creo 
y recreo, 
con todas esas inkidsexclamacionesatardeceresdirectas que esconden el miedo 
a no marcar tu teléfono
(y un besito a mí misma por hacerme la dura).

a la tercera cerveza, que es cuando una está 
más sensible de lo debido, 
me acuerdo de todo menos 
de la última vez que me dijiste que no. 
porque siempre lo dejamos todo para otro momento, 
como si eso fuera sencillo 
o la única solución. 
y volaron los momentos como vuelan los aviones 
que te alejan, 
como vuela el tiempo cuando no quieres 
que se vaya. 
y bienvenido sea el puto invierno en pleno otoño.

mi cabeza tropieza por décimoquinta vez mientras mi amigo se hace un porro y me da lecciones de amor y difunde ideas sobre las oportunidades que hay que dar a los demás, eso de no encerrarse y conocer gente nueva. y mira
no. lo siento pero no.
y ahí estarás tú. en un futuro 
contándome frente al café u otra cerveza que te volviste a enamorar 
y yo otra vez 
contar hasta tres, 
respirar, 
y sonreír.

él sigue fumando porros y hablando de la filosofía de la vida, y ahí estoy yo, ahogando penas con una cucharilla.



soy la mejor escena de una película 
que no pondrán en la cartelera.
(y otro besito a mí misma por reconocerlo).

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