8 de septiembre de 2014

he sido segundos acantonados en un período finito de la historia, como papel de fumar. también he formado parte de minutos perdidos entre entrañas y pestañas y brazos que ya nadie encontrará
en ningún reloj
sin pilas.
siempre me he preguntado que qué harán
con todos aquellos diseños
que nunca salieron a la luz
si también comparten el mismo cajón que mis postales.
y justo se me cruza una desoportunidad de por medio,
justo en el momento en que se me cruzan los cables
y vuelvo a creer que dejarse llevar
es a veces culparse por querer
echar menos de menos
y necesitar más echar de más.
siempre sé que mucho antes de girarme, todo lo que queda atrás de la cabeza
a la altura de la piel, se va y no vuelve. lo que al resto le cuesta trabajo entender
yo ya lo sabía nada más salir por la puerta. y quizás tú lo supieras antes de volverte.
digo volverte como si alguna vez
lo hubieras hecho. 
los ojos que se pasean sin pararse en un punto fijo,
la ventana que atraviesa
y transparenta,
los reflejos que me avisan de quién viene
por detrás.
y los trenes que viajan una sola vez, desgastando hasta el extremo
las vías oxidadas por las que
no volverán a transitar.
el carril que cruza el mar en dos
y viaja contrariado a través de
mi esternón.
y yo aquí, como un ticket sin ticar.

un ticket sin ticar, qué buena metáfora.

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