11 de mayo de 2013

puede que aún me surja la necesidad imperiosa de saber de ti. y aunque rehuyo de mis ganas siempre acabo acostándome con ellas, una noche más. se amontonan debajo de mi cara, entre el hueco que deja la almohada y mi oreja, y susurran y chismorrean tan bajo que no consigo oírles. y luego me levanto y hago como si todo siguiera igual que el día antes. y de pronto llegas tú, y me cambia el semblante de un minuto a otro, y me desordenas las ideas con las sábanas y te deshaces de la manta de invierno, aparecen abrazos que salen de dentro y notas de colores que llegan por sorpresa, sin avisar, pero con un sabor de la infancia de no sé qué que no sé yo. y surge un dar las gracias con intuiciones pretenciosas y con más de un motivo, y también un "¿qué pasaría si...?" que no se consigue acabar porque las cosas sin finales siempre han terminado mejor. unas carcajadas más allá de dos sonrisas y una lluvia que interrumpe la noche, 
para bebernos las vidas.

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