5 de diciembre de 2011

lo peor de lo peor ya ha pasado. ahora toca esperar. y las esperas a veces se hacen eternas y más si duran 6857294 minutos seguidos, sin descanso. tan eternas como aquella vez que me caí del columpio y tardé cinco meses en volver a subirme, por vergüenza a que se volvieran a reír de mí.
dicen que las cosas de palacio van despacio. pero yo aún no he visto ningún príncipe subiendo por la pared de mi casa para entrar, y mucho menos a ninguna princesa arrojar su melena trenzada por la terraza.

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