11 de diciembre de 2011

érase una vez que aún sigue siendo, cuando el mundo se nos escapa de los dos lados, rebosando entre océano y continente, y nos quedamos sobre el meridiano mirándonos y te digo que qué más da que todo esté al revés si siempre nos ha gustado vivir bocabajo. tenemos un enorme revuelto de hormonas y sentimientos, y eso me gusta. nos hemos manchado las manos con colores. y sigue sin gustarte que te fotografíe, pero muy a tu pesar, tengo un ábum de sonrisas robadas debajo de mi cama. son demasiadas noches con risas de fondo. y demasiadas noches con lluvia en la calle y madrugadas austeras recogiendo del suelo pedazos de besos que se rompieron la noche antes.

vivimos con los ojos cerrados pero mirándolo todo. al final siempre llegamos a donde siempre, pero nunca faltan los abrazos de reconciliación y una luna para mirar y muchos lunes para bailar. nuestras semanas nunca terminan porque no les da tiempo a empezar. no existen sombras entre tu corazón y el mío. los despertares siempre van acompañados de alguna frase empalagosa -pero con encanto-, y entre palabra y palabra ya no usamos conjunciones (lo hemos sustituido por amor o cielo).

Hoy es el cumpleaños de Pollo, quien me ha mostrado que existe una realidad paralela donde se puede ser feliz con muy poquito. y me ha enseñado que de verdad existe el mundo, un mundo donde se mezclan nuestros ombligos inventándolo todo,
reinventándolo todo.


¿por qué perder el tiempo diciendo felizcumpleaños cuando podríamos estar celebrándolo a lo grande y con encanto?
te quiero. (un poco más que antes de empezar a escribir este cursi parrafón)

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