19 de diciembre de 2016

al equiparar salud con felicidad implica que la infelicidad es enfermedad y que puede ser tratada médicamente. de ahí a abordar con fármacos problemas y malestares cotidianos sólo hay una mijilla. y la psiquiatría es la especialidad médica perfecta para medicalizar la vida.
mira, cuando los medios de comunicación, la sociedad, la economía, la cultura, las farmacéuticas, los avances en la neurociencia, la política, los anuncios publicitarios y hasta los propios médicos colonizamos como nos sale del coño el lenguaje de las personas, pasan cosas como que, a lo que antes era tristeza ahora lo llaman depresión, y de manera totalmente súper casual, esta palabra te va a llevar directamente a que tu médico de cabecera con una cifra de tres largos minutos para poder verte te derive a un psiquiatra (¡y oh! Qué mala pata, te he tocado yo) para que, con total probabilidad, te ponga dos pastillas -con suerte una-, porque es lo que esperas y te han vendido que lo necesitas para que así jamás estés mal, ni nunca te permitas llorar para no tener que afrontar ningún problema, de tal forma que cualquier malestar que pueda surgir en tu vida no afecte a tu estado de ánimo y puedas estar feliz para siempre. porque además, es lo que buscabas, ¿no? 
qué pena me da pensar que hayamos perdido ya los recursos habituales de afrontamiento de las dificultades y malestares cotidianos y vemos enfermedad donde sólo hay vida. vida coño, no enfermedad. esos recursos tradicionales, como son la familia, pareja, amigos, incluso los servicios sociales, parecen haber desaparecido en favor de los profesionales y del sistema sanitario.

probablemente este no es un tema de ver quién es el responsable y quién la víctima, así por separado, sino más bien a la vez. 
hemos vendido -los primeros los psiquiatras-, que la tristeza, la angustia, el sufrimiento, la soledad, el duelo por la muerte de un familiar, el llanto, las discusiones de pareja, tienen cura porque, para darle más bombo al asunto, al calificarlo de enfermedad no tienes ningún tipo de responsabilidad sobre ella, porque es algo "que te ha tocado a ti y se te ha impuesto" y por consiguiente, se resolverá solito sin que tengas que mover un solo dedo, porque eso es lo que buscabas, ¿no? 
ahora bien, si en lugar de llamarlo depresión lo consideramos un estado de ánimo, como es la tristeza y que, como tal, es pasajero, lo mismo tendrás la suerte de no caer en nuestras redes y podrás vivir un poquito más afrontando esos problemas vitales con la entereza y madurez que se nos presume como adultos, haciéndote tú mismo el responsable principal de lo que a ti te ocurre y oye, llorando a moco tendío si tienes que llorar, 
que no es malo.


creo que es hora de retomar esto, 
pero antes necesitaba hablar sobre a lo que me estoy dedicando 
en este último año y medio, 
motivo por el cual trabajo más que escribo.
y trabajo más que vivo. 

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