6 de octubre de 2015

balcones.

construyo un personaje para mí
que se asoma a la terraza
a la altura de la barandilla más baja.
no tiene vértigo.
el frío que seca el sudor
y luego los columpios
que alguien puso demasiado altos.
un banco lleno de niños con mochilas
y manos con móviles.
se pasean por los parques
esquivando hojas del otoño
y haciendo fotos para las redes sociales.
no tienen vértigo.
los ojos encharcados de olores
las rodillas llenas de arena.
y luego me alejo de la plaza y de las terrazas
con balcones
llenas de palomas.
el aire hierve a veinte grados
y en la distancia que separa el cielo
del suelo
tampoco existe el vértigo.

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