12 de enero de 2015

la mierda, el polvo, la pena.

estas ojeras crónicas te han dejado tirada en la cuneta, a un kilo y medio de distancia de la siguiente estación de servicio. te están desafiando entre puños y uñas mientras se te desgarra la noche sobre el jersey rojo granate y tu sujetador. 
ahora vosotras habéis decidido dividiros y no paráis de decir cosas diferentes. no habéis intentado volver a ser lo que fuisteis, sois demasiado inteligentes como para seguir jugando a haceros el muerto. y ahora todos los que pasan a tu lado con tanta prisa arrojan al arcén bolsas cargadas de mierda, de polvo y de penas hasta arriba. 
si quieres un consejo, continúa disimulando que sabes hacia dónde te diriges, no dejes que perciban tu indecisión. camina recta, mira al cielo con la nuca, y ten la frente a la vista, por encima de los hombros. anda rápido, esquiva la basura, la mierda, el polvo y las penas, haz algo para que no se den cuenta que no sabes a dónde te diriges ni a quién esperas. no camines nerviosa, el paso firme y arraigado, tienes que hacerles ver que estás segura y decidida, y siempre mira al frente. desde dentro hacia fuera.

si (te) miras desde dentro hacia fuera 
y no al revés 
puedes evitar encontrarte a ti misma.
a mí me funciona.

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