12 de enero de 2014

podría mentirte con los ojos recubiertos de negro y con arena en las rodillas, de tanto caerme. podría cerrar los párpados con las pestañas metálicas que se forjaron en el mismo momento en que te perdí de vista. podría esperar casualidades que me alcancen antes de salir huyendo de esta puta sensación. he cogido la mala costumbre de escribir cada vez que espero algo. el tren. un autobús. la cita de las seis. he dejado de escuchar música y ni siquiera leo otra cosa que no tenga que ver con fármacos. a mí me encantaba observar a los viajeros, y a inventarme las vidas de todos los pasajeros que se sentaban a mi lado. pensar en otras cosas, evadirme del momento. 
mirar por la ventana.

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