no paras de llamar a la puerta
de la morriña.
si midiese la distancia en besuqueos
me deberías más besos que explicaciones.
sé que tú estás siempre bien,
al menos el 72% de las veces.
pero en el sótano de tu casa
siguen sonando nuestras respiraciones
unas más altas que otras
y varias bocas riéndose
al unísono.
los lunares que se buscaban
en paralelo
delante de mí
y volvían a entrecruzarse
en tu espalda.
durante el calor los recuerdos
permanecen intactos
e inmóviles.
pero cuando llega el frío
se resquebrajan y caen triturados
en mil pedazos.
y llegan las ganas de nada
y ese calcetín en tierra de nadie
debajo de mis sábanas.
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