19 de noviembre de 2013



oh oh. ha llegado casi sin avisar. ya está aquí el día más odiado, el fin de lo que nunca pudo empezar. reconozco que existen cajones en el otro lado del mapa repletos de postales de atardeceres, de todo el mundo. con mensajes de nostalgia entre líneas verdes, casi borrosas. pero aún legibles. todavía viaja el reencuentro entre esos edificios tan altos que no me dejan ver(te). y aún tengo dos montones más de sellos con direcciones donde ya no vive nadie. 
está a punto de llover en la ciudad. odio esa sensación de estar esperando, atendiendo al cielo y sus ansias por estallar, como hace un año. y ahora, que está todo tan lejos, aunque ya no nos rocemos por las calles, algo nos une. el puto frío y su agua que se lleva mis recuerdos. calentarnos las manos con las caricias y las farolas que se reflejan en los charcos. 
y ese puto frío.

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