31 de agosto de 2013

nadie tiene idea de los límites que tiene la vida, hasta que alguno de nosotros le da por asomarse más de la cuenta, y en un golpe de aire se tambalea y cae al precipicio, y todos nos quedamos mirando sin saber qué hacer e intentando reaccionar. y corremos en su ayuda pero él ya está demasiado lejos. y ya no existen límites tras los que resguardarse, ya se crea un horizonte abierto, como la línea que se dibuja en el mar, y tú sientes que te ahogas, y buscas algo en la superficie a lo que agarrarte. y te das cuenta que eres tú el trozo de madera que flota y al que se van a subir todos los demás. y tú más que nadie eres la que tiene que aguantar, una vez más, sin hundirse.


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