la mayoría de las veces sabes dónde estás, e incluso dónde no quieres estar. pero nunca sabes a dónde quieres llegar, entre todo esto. y mucho menos te planteas el cómo ir. la vida está muy cara y te has quedado sin un duro para gasolina. además últimamente te has vuelto demasiado rara e irascible. que muy pocas cosas te hacen temblar, y ya sólo te conformas con que tus manos se choquen con las de otra persona en una parada del metro a las diez de la noche.
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