3 de abril de 2012

a veces el agua se vuelve gris en esa ciudad. las aceras se entristecen, mareas de personas se esconden bajo plásticos de colores. y los coches al pasar saludan con charcos en la ropa. a veces los edificios reflejan cristales empapados. los 15 grados que están fuera discuten por entrar en aquel bar para reunirse con los 30 grados que hay dentro.
y en nuestra habitación una manta, un abrigo o un edredón acabarán con ese gris. poros que se tapan con besos y espaldas que abrazan otros cuerpos. fundir verde con amarillo rellenando minutos en el despertador. arañando vacíos con vasos de cristal rebosando ron.

y bebernos a morro como si la noche dependiera de ello.

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