27 de marzo de 2012

a veces te haces la dura. te vuelves hierro a la vez que se reblandecen tus entrañas. el limpiaparabrisas de tus pestañas se está quedando sin jabón, pero tus ojos siguen aguantando el barro que cae con estas lluvias esporádicas. tu sonrisa se ha cosido a tu mandíbula y no existen flecos por donde tirar para deshacerse de ella. y yo, mientras tanto, me meto tus carcajadas en el bolsillo, para comérmelas con nocilla y cereales. voy a correr por tus calles y a tumbarme en tu jardín. y cuando te vea tocaré con mis dedos la cicatriz de la mueca de tus labios. y cada día habrá unos morros y unos besos. cada mañana tendré un manchurrón de alegría en la mirada y un buenos días en el corazón.
miraré hacia atrás, y me estarás esperando mientras te marchas, al igual que yo te echaré de menos en la distancia. que probablemente volveremos al punto donde nos encontramos en un principio, al centro de esta gravedad. de nuestra gravedad.

y la textura de tu sonrisa se me deshace en la boca.

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