29 de agosto de 2011

siempre que escribo me siento delante de la pantalla y dejo que mis dedos fluyan sobre las teclas, para ver qué sale de ahí. pero últimamente es al contrario, siento necesidad de escribir sin obligarme a sentarme en una silla. y da igual que esté a cuarenta grados al sol que escondida bajo las sábanas. el resultado siempre es el mismo; no saber explicar lo inexplicable y acabar dando rodeos absurdos a una misma cosa, decorando las palabras con flores y rellenando los renglones con algodones de azúcar.

y algún día dejaré de regar las plantas y empezaré una dieta baja en carbohidratos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario